Recientemente fue librada una
cruenta batalla, donde todo el conocimiento ancestral indígena en estrategias bélicas
se conjugaron en la peligrosa y letal arma artesanal. Motivada por dos
indígenas Wayyú que con su respectivos carritos de Helado, junto al de Cepillado se
cruzaron mutuamente invadiendo su ruta. La diferencia fue llevada al duelo de
chancletas.
La cosa, es que presenciar esa
épica batalla es fuñío. Lo de Épico,
es por lo picado que queda el que
recibe el chancletazo.
Lo cierto es, que los
gladiadores indígenas al enfrentarse producen confusión, solo en el principio
hasta el final. Ya que estos indígenas poseen igualisísimas similitudes
en su apariencia: cabello flechuo, ojos achinados, pómulos sobresaliente, caminar, tamaño y calzado. Pues,
todos usan cotiza y además son familia de Ziruma.
Para diferenciarlo se usan
chivos, ovejos y burros; ya que estos animales poseen un noveno sentido
diferenciador. El animalito que fije su mirada y lo huela, es seguro que es el otro indígena que no
tiene nada que ver con el otro.
La batalla finalizo con la
victoria del que asestó el chancletazo. Declarándolo el Chamán = Hombre Chancleta.
Se supo que la chancleta le fue untada pupú de perro mocho, lo que motivó que fuese
letal y fulminante al contacto del rival indígena.
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