En mí "yo
no sabía”, se estima que la Orquídea
es una flor exótica, femenina, emblemática de países tropicales, pues no, en mi
caso. Es un Código de Guerra de la Suegra, valiéndose de su afiliación
consanguínea con su Hija, ha declarado su odio de guerra fría, ron y whisky.
Ella (Suegra) cuando bebe se acuerda
de un pasado amargo y es ahí, que sale a buscarme para desahogar su enojo. (Todavía pienso, que tengo
que ver yo, que ella tenga pelos en los bigotes que le salen de la nariz).
La Suegra en su
frenesí vengativo, masculla una frase hasta gritarla a viva voz al verme ¡Orquídea!. Cuando veo esa escena, mi
instinto me invita al atletismo, es decir, corro con desafuero, hasta perderme
en el horizonte vertical de un árbol con púa, cosa que ella no pueda trepar ni alcanzarme.
Resulta y pasa,
que Orqu-í-dea para ella son dos
palabras compuesta en una:
Orqui: Palabra suprimida de Ahorcar
Idea: Ocurrencia fortuita en su
mente.
Orquidea: -Pensar en ahorcarme-
Todo esto viene
de cierto día; pase a ver a su Hija Lesbia Ana, mientras llevaba mi ropita a la
lavandería. Ella, sí ella (Suegra), me tendió una trampa con y sin alevosía. Al
pedirme el favor de comprarle Chimó a cambio me lavaba mi ropita y yo accedí. ¡Y
para que fue eso!, recuerdo que le acoté en voz baja –favor usar más jabón en
mis bóxer-; y ella, sí ella hirió mi orgullo de macho, algo que mantengo sin
reserva. Me dijo en alta voz y delante de su hija, -te recomiendo mijito, para
evitar esa raya marrón en los bóxer, utiliza más papel sanitario-.
Su hija, me borró
de sus redes sociales por 6 meses (renovable sin consultar), no por la raya imborrable
de mi bóxer, sino, porque grité a todo pulmón que la suegra, si ella, es la mujer araña. Insisto es una araña, tiene pelos en los bigotes,
espalda, brazos, y donde dice no pise la grama al sentarse, se le ven. Solo por
eso, me sale “Orquídea”.
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