Ud. puede presenciar que en el momento de
hacer sus pagos con dichas tarjetas, optan una actitud religiosa frente al
lector de tarjeta. Manos, ojos y cabeza, se sincronizan, seguido de un
repertorio de rezos. Este rito religioso, es sin discriminación de credo, ya
sea que estén en el país o en el exterior.
Muchos empleados se
impresionan cuando los oriundos Uh Ah,
hacen pagos, pues, entran en el acto de manos religiosa bajan la cabeza y
empiezan a murmurar alguna oración solemne. Todo para que no sea rechazada la transacción.
Se hace oír en voz bajita: “Padre nuestro que estás en los cielos…” y por ahí se
mandan. Hay quienes prefieren el Ave María, los de creencia judía se ponen el
gorrito y lanzan sus propios rezos y los musulmanes criollos de inmediato de
inclinan e invocan a Mahoma. Se han visto Chamanes piaroa haciendo bolitas de pan mezclada con restos de postre, las
tiraban hacia arriba murmurando la oración del cambur topocho.
Esto desde todo
punto de vista es una inmoralidad que le ocurra a un persona proveniente de un
país con recursos naturales disponible a producir divisas al bienestar de sus
ciudadanos. Pero, la incapacidad e improvisación de la Peste del Régimen Uh Ah,
interviene para hacer traumática las formas de pago.
La opciones
legales de demanda y reclamo no son válida y no funcionan a los responsables
del organismo tributario Uh Ah. Se sugiere actuar con el método primitivo de la
venganza.
Ubique a un funcionario responsable, mírelo
enfurecido con el ceño fruncido y cáusele un infierno familiar. Dígase
asimismo, - asimismo, el se habrá dado un gusto en fastidiarme, pero yo daré el
lujo de vengarme. Hágale un breve seguimiento, contrate a un hembra de locura
pagada, para que se enrede para tal fin. Luego, haga grabaciones y fotografías
del encuentro envíela a su esposa para que de inmediato cause el divorcio.
Esto permite que
su sueldo no le alcance para vivir. Pues, tiene que pasarles pensión a su ex-mujer
y sus hijos, y como es obvio, al quedarse sin la joven que causó el problema
también tiene los gastos de buscase una nueva novia: pero cada vez que consiga
una, pídale a un apuesto amigo levantador profesional que se la quite.
Como verá, no es nada personal, sólo para que aprenda,
que con los inconvenientes de sus tarjetas no se meten impunemente.
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