Ella afirma que
esas naves nos visitan, porque frecuentan unos talleres clandestinos. Lo disuasivo es que evitan pagar impuestos.
Un viejo truco de los que amasan fortunas ya sean deportistas, banqueros, directivos
de asociaciones deportistas, políticos y afines a la lacra social pudiente.
Lo ciertos es que
esos talleres clandestinos son atendidos
por mecánicos que se chupan los dedos sucios de grasa cuando se machucan. Estos
mecánicos evitan el pago de impuestos y formalizar una empresa con sus
responsabilidades mercantiles. Y de forma precaria levantan un rancho
improvisado, bajo una atmósfera secreta para confundirse con el entorno.
Lo interesante
del caso es que en el momento de transar el pago lo hacen chocando el dedo
índice con esos seres interestelares. Aludiendo a ET, pero, no saben que los
dedos poseen terminales nerviosos muy sensitivos que transfieren emociones
instantáneas con el cerebro, al punto de recetarle la memoria marginal del
mecánico.
Se cree que ese
choque inducido, les produce un olvido en la interface de la memoria. Le borra
la memoria incidental del trabajo ocurrido. Permitiendo reiniciar su labor como
si fuera el primer encuentro. Esto deja claro, del porque ellos siempre viven y
trabajan en condiciones infrahumana, pues, no saben que pasó.
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