Cuenta la leyenda urbana, que el amanecer es testigo de que
los gayos anunciaban el amanecer por sus cantos; resulta que surgió para los
meses decembrinos una estirpe propiamente de mujeres que al levantarse hacían gárgaras
emitiendo un sonido ensordecedor. Estas gárgaras tenían el motivo de sacar el
puchero de flema estacionada en el pecho y que se presumía que producía pasmo y optimización del busto. Llegaron al extremo de unir tal concierto de gárgara para sacarle
provecho y realizaron la primera competencia de gayo conduciéndola a un plano mistico. Lo
que llamamos “Misa de Gayo”, tiene un inicio competitivo de quién segregaba
más flujo, gama de color: verde y amarillo. El rojo no se permitía ya que eso era pulmonía
y no había un CNE para avalar corrupción.
Además: Su contextura de aguaito gelatinoso.
Juego del YOYO, se descalificaba la que tocara tierra.
Tiro largo / El Volcán.
Tumbando pilas de latas de refresco.
Pasando el aro sin chispear, la que lo sostiene.
La Gárgara más sonora.
Quién hace más espumita entre otros.
La que servía de
jurado tenía que tocar para decidir, por lo cochino del caso el auge tuvo corta
duración, hasta que la ONG “Yo escupo también” aportó la idea del uso de lycra
bolsuita haciendo que se tragaran la gárgara. Hasta el amanecer de hoy la Misa
de Gayo es asistida por las fémina de cualquier edad con la esperanza de que
vuelva a sus orígenes para darle gusto y
sabor a la mañana decembrina.
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