Ante la oleada y andanadas de acontecimientos fortuitos en el país de la fantasía Uh
Ah. Tía Betulia ex-combatiente en peleas familiares, callejeras y barrios; condecorada con el “corazón fuñio” por su emblemática agarraíta,
pues sí, se agarró de la cerca de ciclón. Lo hizo para no caerse, eso fue dice
ella –medio y le di, medio y le di, medió… medió y medió…- no supo más nada por
quedar inconsciente.
Lo cierto es que Tía Betulia admite, que lo de
fortuito es un enemigo descubierto;
lo que hace predecible sus acciones, fíjese dice ella –Tanques incendiados,
petróleo derramado, agua contaminada, derrumbes y deslaves, puentes caídos,
masacres y rencilla entre sí- lo hace un escenario de guerra en contra fuego. Lo
curioso es que no hay culpable ya que es un caso fortuito o de la nada no
existe a simple vista; es como un virus. Dice la leyenda urbana que se necesita
un tercer ojo, y están en lo cierto ya que los habitantes tienen el tercer ojo
aguarapao de bolo intestinal por la angustia de que algo va a pasar. La cosa de fortuito es codificable y se sabe de dónde viene: For = por, Tuito = Tuitter, esto es igual resolver por Tuitter la adversidad. Me explico, dice Tía Betulia, comienza la lluvia + no
hubo mantenimiento + crecida de ríos eso lleva a inundaciones y de ahí las
tragedias humanas si no hay asistencia a tiempo. Que hace un régimen de neoliberalista
salvaje (cada quien vea que va hacer), los burócratas por Tuitter sentadito en un sillón con tercio pelo rojo y afines
empuñan el teléfono y mandan mensajito por Tuitter
“estamos abocado al problema” esto es igual a caerse a boca o bla bla bla.
Este ingenio de hacer la guerra a lo “Uh Ah” es totalmente digital. Y de esta
forma en el país de los Uh Ah queda por sentado que se intervino la raíz del
problema.
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