Desde lo más profundo
del sentimiento familiar Agüela, se te estima mucho por tu aporte al árbol genealógico
familiar. Desde que te fuiste, dejaste olvidado algo que me repugna mucho al
recordar. Dejaste sumergida en mi jarrita
personal del café tu dentadura y ojo de vidrio remojando.
No sé qué pasó, pero mi mente trata de
revivir esos sabores confusos por los sorbos de esa jarrita. He reflexionado para asimilar la cosa, como una chanza
familiar de mi Agüela, en verdad pase parte de mi existencia tomando agua y
demás infusiones en un recipiente contaminado, es decir, ¡Agüela, eso es una cochinada!.
En lo personal no pienso devolverte, la prótesis
dental ni el ojo de vidrio; como ejercicio terapéutico de venganza para aliviar
el agravio desde mis adentro. Para tu información Agüela, la jarrita ¡Mi Jarrita!; ahora habla y pestaña y eso
me asustó. No creo tener valores humanos para acercarme a tal cosa, pues entre
en pánico.
¡Agüela!, sin rencor te recomiendo buscar
otras prótesis, yo renuncié a mi jarrita;
por seguridad tomo agua y demás en botellita
de cuello súper estrecho.
Por los lazos que nos unen Agüela, desistí no
denunciarte por tráfico de estupefacientes. Las aparentes caries de la prótesis
y esa cosa rara del ojo de vidrio, resultó que es un taponcito donde los
rellenas de narcótico indetectable para traficar en la cárcel, con el cuento
enigmático de tus visitas humanitarias a los presos. Tengo en la mira tú
prótesis de pierna, evita dejarla olvidada.
Este fin de año se avizora un reencuentro familiar, donde mi Aguella y yo debemos reconciliarnos; para darle paso al encono durante todo el año y luego otra reconciliación.
Este fin de año se avizora un reencuentro familiar, donde mi Aguella y yo debemos reconciliarnos; para darle paso al encono durante todo el año y luego otra reconciliación.
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