Esto
le pasó a la amiga de una amiga, bueno, para ser más preciso a la sobrina de
Tía Betulia. Resulta que había amanecido como siempre “temprano” algo que es
muy usual en las mañana. Ella experimentaba un conflicto que ya es muy común en
el país de los Uh Ah; que vive una escasez de papel higiénico. (Si Ud. quiere
expresar solidaridad a los habitantes del rabo sucio, envíe su aporte ya sea
papel usado. Nosotros sabremos darle uso con sistema de reciclado. Estamos
incursionando en la cosa esa de la "ecología y reciclaje", mientra esté el régimen de la inoperancia Uh Ah. Ya sabemos artesanalmente separar el papel del embarre de la cosita marrón. Ya somos ecologistas, pues sí. El eco se logra escuchar a distancia del
“no tengo papel”).
Retomo la cosa, a Angina la sobrina de Tía
Betulia, compró un Rompe Cabeza de
un tigre, para su sorpresa, que no
atinó a embonar o coincidir dos, pero, lo
que se llama dos, piches piezas. Decidió en su frustración apelar al
calvo de Ñeco, experto en resolver Rompe
Cabezas. Aclaremos algo, que ser un sabiondo en Rompe Cabezas, no tiene nada que ver, con lanzar piedra en un
estadio full de gentío viendo como pierde el glorioso equipo de béisbol de las
Águilas del Zulia.
De
manera que el experto en su llegada miró las dos razones por lo que se puede
ver a Anguina y suspiró, luego observó detenidamente la caja con las piezas del Rompe Cabezas regada sin ninguna lógica.
Se dirigió a Angina y dijo con voz quebrada, “temo no hacer nada ante ese
reto”, lo que puedo es aconsejarla en que desista en continuar unir las piezas que no llegará a ninguna parte con esas piezas de Zucaritas Kellogg’s del
Tigre Tom.
Cuenta la leyenda urbana que el País de la Fantasía Uh Ah.
Que los Bichitos y demás Deambuladores, viven una incongruencia semántica. Lo que para algunos, el Cáncer es Maligno; resulta para otros Cáncer Benigno.
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