No es de extrañarse que alguien venga con un cuento de haber visto un unicornio, ante el consumo de drogas, bebidas y narcótico desproporcionados, eso abre puertas a cualquier fantasía emocional.
Pero ver un unicornio real no es grato esa
experiencia. Yo lo vi y fue horrible. es la expresión de un averiguador amateur
al ver aquello. Un caballo con un cacho
emergiendo de la frente produjo un gran impacto que cambió mi manera de ver las
cosas.
Les aseguro por este sindicato de dedos
cruzados que lo vi. No estaba bajo ningún efecto sicotrópico ni mucho menos en
el insulto de una Suegra. Fue ahí cuando apareció un recogedor de escombro,
corriendo desesperadamente en una persecución en caliente por un engendro
enviado por una “Suegra”.
El perseguido no le quitó la mirada a su
perseguidor, Agarró la curva cerrada de la esquina y con un grito de
advertencia “- abran paso que no puedo
parar”. El poseía un tubo largo sostenido sobre su hombro. Delante del
había un caballo de un recogedor de lata. El Caballo no se apartó y el
perseguido sin frenar se estrelló con aquella bestia en posición de pollo
asado.
El impacto repentino fue horrible tanto para
el caballo y del perseguido ya que los paramédicos tuvieron que sacarlo de las
entrañas intestinales y fecales del caballo. El recogedor de lata se le cambió
la vida; ahora posee un caballo unicornio y cobra para verlo como espectáculo
de cosas raras.
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