Nacimiento de una Nueva Nación

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Los Libertario por una Nueva Nación

martes, 19 de mayo de 2020

Ahorcado de Turiaca

    Cuenta la leyenda urbana que los Sobrevivientes y Bichitos de la Peste Socialista UhAh; están en la antesala de eventos libertarios de la Nación en Guerra UhAh. Ante que llegue ese día ya se está buscando que ejecución justiciera aplicarle a los Genocidas de Régimen Narco Terrorista UhAh. Muchos apuestan al método artesanal y ancestral del Ahorcado.
  Se consultó la historia para certificar la eficacia de ese método. Fue en esos días donde la historia dependía, de alguien se lo contara a otro alguien. En el caserío de Turiaca el sol indeciso iba cayendo, pero luego se regresó dos o tres veces a la posición anterior hasta que se detuvo fijo en el cielo alargando la agonía de Elmer Curio, quien colgando en la horca de la plaza de Turiaca, frente a una cañada se mecía y se mecía con todos los músculos del cuello tensos para no morir.
    Elmer Curio, había sido colgado dos noches atrás, pero se negaba rotundamente a complacer a sus verdugos. Desde su incómoda posición llevaba 38 horas viéndolo moverse todo con ese fastidioso y monótono vaivén pendular de los ahorcados de poca estatura.
    A un lado estaban los miembros del jurado que discutían acaloradamente con el Juez por haber escogido aquella forma de salir de un tipo como Elmer Curio. El Verdugo por su parte trataba de disculparse y en gesto de buena voluntad lo había jalado dos o tres veces por los pies tratando de hacerle sacar la lengua, pero inútilmente, porque Elmer Curio, tensaba más y más los músculos haciendo una tenaz resistencia, mientras miraba en los ojos a cada uno de los mirones que se habían conglomerado en la plaza de Turiaca.
  Estos nerviosos empezaron a retirarse ante la impertinencia del ajusticiado. Elmer Curio, con la cara roja y sin aflojar los músculos tomo aire y dijo con dificulta:
-       Agua, quiero agua.
  El verdugo y el Juez intercambiaron una mirada. Estaban de acuerdo que era inhumano no darle de beber. Después de todo podría que era su última voluntad. A un gesto del magistrado el verdugo le acercó un vaso para saciar la sed y aprovechó para decirle:
-       Vamos hombre, muérete, ya vas para tres días ¿Hasta cuándo nos vas a tener aquí?.
-       Lo siento, pero no me voy a morir. Respondió este.
  Los miembros del jurado volvieron a reunirse con el Juez y en un breve concilio empezaron a discutir la salida al imprevisto impase.
-       Habría que ponerle plomo en los pies, no podrá aguantar mucho –dijo uno-.
-        Seguro –respondió otro- lo hace sólo por fastidiarnos.
-       Señores –dijo el Juez- creo que la horca no funciona con ese, debemos aprovechar que está amarrado y fusilarlo.
-       -Buena idea- dijeron todos a coro. ¡Fusilémoslo!
  Al rato llegó el ventiúnico guardia, debidamente instruido cargó su pistola y apuntó  al condenado. Este al ver las intenciones del guardia tensó más los músculos y empezó a balancearse con más fuerza impidiendo apuntar al blanco.
  El guardia disparó 4 ó 5 veces pero no le pegó y finalmente se dieron por vencido. Tampoco era de ponerse a botar el presupuesto municipal de balas en un solo hombre. Elmer Curio aguantando el bamboleo sonrió con malicia.
  Es inútil -dijo el Juez- habría que envenenarlo o cremarlo-.
  -No, no –dijo el presidente del jurado- no seamos tan crueles, dejémoslo así colgado, ya se cansará.
  -Es cierto- respondieron los otros- dejémoslo que ya se cansará y sin mirar hacia atrás se alejaron disgustados.







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