El ambiente navideño va secundado por sorpresas
enigmáticas, de afanes acumulado para pocos días. Esto incluye a los que se
aprovechan de otros y soportar esos momentos desastrosos con reconciliación de
los agraviados.
En los previos navideños, Rodolfo el reno
realizaba labores de limpiezas y mantenimientos; siempre hay un Duende -enano-
que pide prestado el baño y dejó su “regalito” en el trineo del WC.
Ahí es cuando a Rodolfo el –reno- se le puso
la “nariz roja” por la pudrición dejada por el regalito del Duende –enano-.
Rodolfo el Reno aplicó la de “NOE”, no este enano que
dejó la línea del barro flojo, desde la entrada hasta el baño.
Rodolfo el reno con su nariz roja afectada
por la pudrición, alcanzó al Duende verde. - ¡Mirá, enano!, sabemos que es
natural, esos momentos incontenibles de evacuar; de parte mía te digo: quédate en un solo sitio hasta que pase lo
peor, y no ¡te muevas! para que no dejes la diarrea en el piso que me es
difícil limpiar por lo podrió que me produce alergia en la nariz.
El Duende –verde- escucho atento a la
reprensión del Reno; y solo objetó:
- ¡Miarma Rodolfo! Esos
cuernos, están buenos para armar unos bombillitos, como si fueras un arbolito.
El problema está en ¿Dónde, te lo vas a enchufar?, de parte mía te digo: que te los enchufes por el… ¡Nooo, eso es
horrible!.
- ¡Mira, Duende verde! Vos,
lo que soy es un grandísimo ¡Suuucio!
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