Con tanta rebeldía por el fraude violatorio
de la Constitución, protestas, escombros, barricadas y afines a la libertad,
cuando se le cercena al pueblo el progreso de la economía de la Nación. Muchos
en su euforia libertadora se integran y disponen de cualquier objeto del hogar que sirva de
escombro: “¡llévense eso!, ¡Ese también!, ¡Te dije que ese también!, - Eso que
está ahí, debe de servir para que no pase nadie.
Se cree, según teóricos y observadores a
distancia por precaución, que no le den un perdigonazos, dicen: - en un tiempo a
la vuelta de la esquina, cuando digan “-La pesadilla ya pasó!. Y Desde esa euforia de protestar y aportar
enseres que sirvan de escombro para los trancones en la vía, será seguida de
una alegría libertadora satisfactoria.
La Ágüela espécimen de situación estacionaria
en la casa, empezará a notar la ausencia de cosas, con la presunción de que no
se la robaron sino, que desaparecieron. Como cuando los murciélagos emiten
sonido para orientarse en vuelo, así sucederá. Con solo hablar el sonido no
tendrá resistencia, y se oirá un sonido redoblante de eco envolvente vació.
De ahí que la Ágüela dirá las preguntas
lapidarias de las desapariciones fortuitas:
-“¡Miarma!, la nevera viejita, que estaba ahí ¿dónde está?”
-“¡Abdénago, mijo!,
el techo de la enramada, que estaba ahí ¿dónde está?”
-“¡Miarma!, tengo
rato durmiendo en el suelo, la cama y el colchón, que estaba ahí ¿dónde está?”.
-“¡Miarma, Abdénago,
mijo!, quien cortó la mata de limón del patio, hasta mi mecedora le estoy
echando de menos, el matero que estaba ahí ¿dónde está?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario