Resulta que hay un árbol, algo mítico que es
usado para estimular las glándulas gónadas y fortalecer virilidad. Según el
reporte dado por las investigaciones arqueológicas en unas catacumbas de la
ciudad perdida de Maracaibo. Lo de pérdida, es porque los oriundos andan
de un lado a otro buscando papel sanitario, leche azúcar, arroz, harina, pollo,
por la hambruna y escasez implantada por el régimen miserable del socialismo Uh
Ah.
Se encontró una inscripción y grafismo en
unos de sus nichos de las catacumbas, que se erigirán unos talleres de carros
debajo de una mata de Cují. Lo de cují es por cují paya o cují paca,
que hay más sombra. Y así guarecerse de la lluvia, sol y afines. Luego vendrá
el progreso y construirán galpones o techos. Pero sobre todo tendrán un árbol
de taparas como amuleto para atraer la buena vibra. Estos los acompañará,
perpetuando la creencia, que con ver el árbol, les inspira virilidad.
Esto nos produjo algo de escepticismo y
recurrimos a Tía Betulia experta en saca grasa, es decir, saca pa’fuera al
mecánico de su sobrino cuando llega sucio de grasa. Ella argumenta confirma que
las taparas son vista ginecológicamente. Y al contemplar al escueto árbol de
pocas hojas y de prominentes fruto esférico colgante no comestible. Dicen los
que nos cuentan que irradia un hallo que incentiva al más pusilánime a no
rendirse ante la contrariedad. Es una forma circunflérica de ver las cosas,
como un fenshui maracucho de valentía y pensar que hay que tener las esférica
bien puesta.
La cosa es que los mecánicos tienen siempre
una mata de taparas como monumento para que les inspiren valentía. En su diario
desafío, contemplan las esféricas colgantes y no se amilanan ante los problemas.
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