No tuve la dicha de seleccionar a Miagûela en un gerontológico, fui víctima de la circunstancia y selección de la naturaleza y su reproducción familiar.
En los días decembrino era ocasión de
escuchar a la Agûela y entre risas y sacada de madre nos relató hechos
traumatizantes.
1.
Fue la primera mujer de la
aldea donde creció que rompió los viejos conceptos del tiempo; celebró su
cumpleaños el mismo día que coincidía su nacimiento. Y por mucho que usara
color, todo se ponía en sepia.
2.
Entre todos y Miagûela
haciamos grandes esfuerzos, a veces estirábamos la piel de sus muslos para que
supiésemos cómo habían sido en los lejanos y remotos tiempos, que en paz descanse,
pero en mi conciencia sigue viva.
3.
Hacíamos competencia en la
terraza cuando brisaba fuerte. Nos asomábamos para ver quien le ganaba a la
Agùela cuya piel flácida ondeaba como una bandera.
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