Cuando dejé Turiaca yo sabía que me arriesgaba a que el resto de mi vida me
dijeran en tono recriminatorio que había dejado Turiaca. Desde esa fecha y sin descanso a cada rato me lo
restriegan y sacan: “Dejaste Turiaca”.
Ha sido tanto y tanto el reclamo y las
preguntas de por qué me fui de Turiaca
que juro que algunas veces hasta me he arrepentido de haber dejado Turiaca.
Sinceramente
creo que esa actitud de los demás frente a mi salida de Turiaca ha sido
injusta. Porque no lo voy a negar, dejé Turiaca
simplemente porque me cansé de vivir en Turiaca.
Ya estaba harto de Turiaca.
Entonces, ¿por qué no me iba a ir de Turiaca
si yo no tenía nada que me atara a Turiaca?
Lo que me pregunto es ¿por qué cuando una persona se va de Turiaca tiene que vivir soportando que los demás le reprochen todo el
tiempo su salida de Turiaca?.
Primero fue mi mujer. Eso era todas las
noches:”Yo te dije que nos quedáramos en Turiaca”.
Después fueron mis hijos presionados por el repiqueo de la madre:”Papi, tú no
debiste haber salido de nunca de Turiaca,
hoy estaríamos todos felices en Turiaca.
Mis amigos de Turiaca, los que se
salieron conmigo, sólo me achacan a mí la culpa de haberse ido ellos de Turiaca:”Tu fuiste el que nos sacó de Turiaca”. Los otros, los que se
quedaron en Turiaca me lo escriben
indefectiblemente todos los años:”Tú no tenías ninguna razón para haberte ido
así de Turiaca”. Incluso mi familia,
que odia a Turiaca ya me lo ha dicho tres veces:¿Qué necesidad teníamos de
habernos venido de Turiaca?.
Las cosas fueron más graves cuando tuve
aquellos problemas financieros. Entonces eran todos juntos:”Te hubieras quedado
en Turiaca”. En esa época el peor
fue mi socio con la cantaleta:¿Es que tú crees que estás en Turiaca? Y luego otra desgracia la
“Suegra” con esa voz chillona que cada vez que me sentaba a la mesa gritaba:”Tú
lo que eres es un pedazo e’ loco, eso no te habría pasado en Turiaca”.
Tengo que añadir que no es agradable dormir y
soñar todos los días siendo perseguido por la palabra Turiaca, y cuando decido hacerle frente a mis temores, se desvanece
y en el desespero despierto sudando.
Confieso que el martilleo de los demás sobre
mi ida de Turiaca ya me tiene harto.
Pero no quiero volver a Turiaca.
Jamás volveré a Turiaca. Y no por
llevarle la contraria, en absoluto. No lo haré simplemente porque en lo más
íntimo de mi ser, estoy persuadido, absolutamente convencido, de que si yo no
me hubiera ido de Turiaca, todos los
que me recriminan el haberme ido de Turiaca
hoy me estaría diciendo:
“¿Por qué te quedaste en Turiaca?”
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