Los Calvos les
llega en un momento de su vida, que los asalta la gran pregunta, al verse
cansado de interminable acicalamiento: ¿Hasta dónde? Termina la cara en el
momento del lavado mañanero. Esa línea imaginaria divisoria entre la cara y la cabeza.
Los Calvos desean
saber y desentrañar ese misterio. Y no caer en esa manipuladora y ridícula
práctica de ponerse de sombrero una tapara y delinearla con marcador indeleble.
Esas no son soluciones, eso es maltrato de segregación étnica hacia los Calvos.
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