Nacimiento de una Nueva Nación

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Los Libertario por una Nueva Nación

lunes, 26 de septiembre de 2016

Si los Novios Fueran Sinceros

 Nunca falta saber de ochos preguntas ingenuas con sus respuestas sinceras.
 -¿Me amarás hasta la muerte, Anguito?
-Desde luego, Siempre, claro está, que mueras de un plazo no superior a los tres años, tiempo máximo de duración que puede calcularse  a un amor de la intensidad del mío.
 -¿Qué te parece mi cabello cascada de oro líquido, Juanito?
-Lo siento, pero no. Son rubios, en efecto, y a primera vista podrían inducir al error. Pero cuando se palpan detenidamente, se advierte que son pelos mondos y lirondos. Lo cual en el fondo es una ventaja, porque, si fuera de oro, el peso del metal sobre tu cráneo te ocasionaría fuertes jaquecas.
 -¡Filúo, eres mi sol!
-Se supone que es un sol metafórico, claro está, pues si lo fuera de verdad mi cuerpo despediría una luz cegadora y te calcinarías al tocarme.
 -Si yo te abandonara harías disparate para recuperarme, Filenio ¿no es cierto?
-Desde luego: en primer lugar me iría al café a buscar consuelo entre mis amigos, los cuales se alegrarían de verme de nuevo entre ellos. Me tomaría después un luto de tres meses antes de lanzarme a buscar otra chica que ocupara tu vacante en mi corazón.
 -¿Estás loco por mí, Ruperto?
-Es indudable, Frida, que me produce un hondo desequilibrio nervioso. Aunque la sintomatología de este trastorno, afortunadamente para ambos, no alcanza el grado de locura que traería consigo mi encierro en el manicomio.
-Dime Lujurio, si me encuentras bella.

-Es evidente que te encuentro muy agradable a la vista. Tus ojos son de un tamaño normal, pero rodeado de numerosas pestañas cuya longitud excede en un par de milímetros la dimensión habitual de esos accesorios pilosos. Tu cutis es de un sano color de carne, aunque adquiere una enfermiza coloración paliducha al aplicarle polvos.
 -¿Y qué opinas de mis labios, Carrasco?
-Que tienes dos: uno superior y otro inferior. Ambos cierran herméticamente, adquieren una tonalidad vistosa cuando te los pintas con un lápiz labial.
-¿Te suicidarías por mí, en una posible ruptura?
-No. Pese a mi disgusto inicial, cuya magnitud sería bastante considerable, la idea de perder la vida no llegaría a cuajar en mi cerebro, no es posible que me ocasionara un choque biológico mortal. ¿Eh…? ¿Por qué, me pegas esa bofetada…?



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