Por presiones familiares, es decir por dos
“Botellones de Refrescos Familiares”. Tuve que declarar mi patrimonio, aunque
es irrisorio, pero, lo hice. Incluí hasta mis chancleta raja dedo dominguera.
Quedó demostrado que lo obtenido no es precisamente por mi talento y trabajo;
es producto de la Herencia de mi Agüela. Además de sus genes hereditarios, yo
heredé sus pechos.
La cosa no fue fácil, tuve que impugnarlas,
hasta que salió la cosa: que me cedieran sus arrugaditos pechos. Mi obsesión en
la repartición de su herencia en la familia aún en vida yo insistía que me
fuesen dados sus pechitos chancletudos. Para mi significaba mucho incluyendo sus sostenes, sobretodo el izquierdo.
Esto trajo sospecha ante tanto interés; todos
comentaban que Agüela tenía implantes por su apariencia paraditas.
Luego de su ansiada partida de Agüela a las
regiones desconocida, las razones fueron muy evidentes. Agüela las usaba como
caja fuerte, y allí guardaba los dólares
bajo la presión de la liguita de los sostenes que usaba.
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