Nacimiento de una Nueva Nación

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Los Libertario por una Nueva Nación

lunes, 1 de febrero de 2021

Ya sé, que es un Pabellón

  La razón inesperada por la que fui a parar a un pabellón, fue por motivo de intercambio. Recibí una llamada del un Médico:

-¿Aló? ¿Es el dibujante e ilustrador Jorge Nitales?.. le habla el doctor Pusio… oiga ¿a usted le duele algo ahorita?

-Bueno la verdad es que no… ¿por qué?

-Porque mi hija necesita unas clases extras de dibujo, y como no tengo para pagarle iba a proponerle un intercambio: usted le enseña dibujo, y yo le curo sus dolencias.

Caray, me parece tremenda proposición… lo malo es que lo único que me duele es estos días es el alma, se me encoge cada vez que veo los precios en el mercado! Por la hiperinflación inducida por los incapaces genocidas narco Terroristas UhAh.

 Lo cierto que fui a parar a una Clínica de esas en donde abunda el algodón, la gasa y las jeringas, pero te las cobran como si fueran las últimas. Es una de esas clínicas donde se entra por “admisión” y se sale por “emisión”… por emisión de un cheque gordo para pagar la abultada cuenta.

  La noche antes de la operación llegó una enfermera para la “preparación” que no es otra cosa que agujas por todas partes y servicio de “lavado” pero sin “engrase”. A la mañana siguiente me llevaron a la antesala de susodicho “Pabellón”, un cuartico donde cada enfermera que pasaba se acercaba y me miraba con “cara de pésame”.

  Luego, ya en el quirófano, comprendí por qué llaman a esos recintos igual que a nuestro criollo plato “El Pabellón”. Primero, debo aclarar que es un pabellón “sin barandas” porque a uno lo acuestan en una camilla angostica, sin barandas, que más bien parece una tabla de surf, ese es un “PABELLÓN” en el cual “la carne” la pone el convaleciente paciente, en donde hay médicos como “arroz”… ¿y las caraotas? –se preguntará usted-, pues ¡se la sacan a uno!

  Cuando llegó el Doctor, quen más bien parecía un “agitador” detenido, porque venía encapuchado y con las manos arriba, le dije ansioso repetidas veces:

-       ¡Doctor, recuerde que se trata de una circuncisión, no una castración; no se vaya a equivocar!. Luego en ese momento conocí a la señora anestesia.

-       Al despertar traté de aliviar mi pesadilla; pero me fue imposible, tenía las manos amarradas con ansias de tocar mis cositas y asegurarme.

-       Ahí, no se pierde nada; hicieron de mi prepucio desprendido, ligas elasticas para sujetar cosas.

 



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