Esta dolorosa historia le pasó a Juan, un Casi-amigo primo de Casi-miro y Casi-ano. Lo cierto es que su existencia para movilizarse dependía pedaleando su Bicicleta. Para aumentar su adrenalina en la Bicicleta lo alternaba con estúpido truquitos de pedalear: Con un solo pie, soltando las manos del volante y otras cosas que sus rodillas raspadas pueden contar.
Entre ese disfrute de su Bicicleta pasó lo que tenía que pasar y cambiaría su vida. Le robaron el Sillín de la Bicicleta conocida como la experiencia más dolorosa. Llegando al punto en decir: -¡Sin el sillín, imagínense como me siento!. Esto no quedó claro y surgen tres hipótesis.
A.
Se siente compungido, por no usar la Bicicleta.
B. Se siente de ladito entre el tubo de la barra o el tubito ginecológico
que sostenía el sillín.
C.
Se siente a gusto
ginecológicamente como lo hacen Juanga y Riky, que manejan la Bici sin el
sillín.
Lo
que sí sabemos es que Juan, por su andar ya no es el mismo sin el sillín de la
Bicicleta. Se
cree que la sillita lo abandonó por el excesivo peso. Otros piensan que se
desprendió al presionarlas con las dos nalgas, y luego se soltó sin sentirla al
caer.
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