Me dicen los que
me cuentan, que en los viajes de Cristóbal Colón necesitaron de los servicios
de un mirón, fisgón, o voyerista; que tuviera obsesión de mirar. Ese fue
Rodrigo de Triana, que reunía ese perfil laboral lacustre, cuyo trabajo era
permanecer mirando en una cesta aérea del mástil del barco. Era un trabajo
solitario, no se le permitía chatear ni poseer ningún dispositivo celular que
lo conectara a las redes sociales de ese momento, para evitar distracción
laboral.
Solo poseía un larga vista totalmente digital, porque
debía sostenerlo con los dígitos de sus manos. Aunque han transcurrido
Centurias de su aporte en visualizar a distancia cualquier objetivo; y su
legado tiene miles de seguidores en el país de los Azotes de la Escasez y Miseria
Socialista Uh Ah.
Los Bichitos de
la Secta Uh Ah y demás Deambuladores, poseen en su haber histórico de
avistamiento a distancia de “Colón”
o Colas de Escasez. Ya es una situación marginal intrínseca de los especímenes
que viven su miseria Uh Ah.
Al pernotar en su
existencia la zona de su hábitat, y si no avizoran una Cola de Escasez, se deprimen es porque la situación está mal en
peor. Pero, si hay COLA, es una
oportunidad de avivar la llama de su existencia, porque hay productos de la
Miseria Socialista Uh Ah regulados. Y es ahí, que el Legado de Rodrigo de Triana sale a flote de sus genes heredado por
osmosis del redescubrimiento de América. Y gritan ¡Er’COLÖN! ¡Hay Cola!
¡Hay Cola!, debe ser de leche,
harina, desodorante, champú, pollo… porque veo el ¡Er’COLÖN!.
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